Gracias a Dios porque pude vivir el terremoto de Perú en Lima

La única forma de entender realmente los sucesos es haberlos vivido. Ni las fotos, ni la televisión ni los relatos "ex-post" son lo suficientemente explícitos para explicar lo que es estar en el momento preciso en el lugar preciso. Cuando el segundo terremoto terminó, me di cuenta que jamás podría haber entendido el sentir de los peruanos, por quienes tengo un especial cariño ya que son parte importante de mi formación académica y personal, si no hubiera estado con ellos en ese momento.
En la calma de Santiago pienso cuan relacionado está esto con el trabajo de un evaluador. ¿Entendemos realmente la aflicción de un empresario que nos solicita el 21 de diciembre que lo ayudemos a ver si su empresa tiene viabilidad o debe ir a la quiebra? ¿estamos dispuestos a trabajar hasta el día previo a Navidad y durante las celebraciones de Año Nuevo para quitarle de encima el peso de la incertidumbre? Aún recuerdo la cara de unos hermanos israelitas a los cuales ayudé en una circunstancia similar y pude confirmarles el 24 de diciembre a las 20.00 horas que su negocio de fabricación de alfombras era viable y que pasadas las Fiestas iríamos juntos al banco a demostrar que el problema se reducía a algo tan simple como que el Banco prestó dinero para comprar activos y no consideró (tampoco estos hermanos) que además de las máquinas necesitarían capital de trabajo para hacerlas funcionar adecuadamente. Qué difícil es para el evaluador independiente ponerse en el lugar del otro....y qué necesario es.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Nassir y hermanos peruanos:

Es difícil comprender tal situación cuando no se la ha vivido. Aquí en el Ecuador no se ha presentado ningún terremoto desde el año 1983 (año en el que yo nací) así que no puedo describir la angustia que se ha de sentir en momentos como ése. Solo puedo decir que los acompaño en su dolor.

Es digno también de resaltar actitudes positivas, como la de la presidenta Bachelet, quien dejando atrás los problemas limítrofes que tienen actualmente Perú y Chile, ha manifestado, no solo con palabras sino también con hechos, su deseo sincero de ayudar a la población peruana.

Una reflexión final: por qué será que solo en los momentos de tragedia, los humanos nos acordamos de que somos realmente humanos y somos capaces de dejar atrás todas nuestras diferencias? por qué será que solo en tales momentos de angustia nos acordamos de que existe un creador?

Mi abrazo fraternal a todos ustedes.
Fernando Romero M.

Nassir Sapag Chain dijo...

Estimado Fernando...tu reflexión me hace pensar en aquellos evaluadores que privilegian lo económico por sobre cualquier otra cosa. Muchas veces son más importantes las variables humanas, éticas, morales o la misma calidad de vida.

Eugenio D'Medina Lora dijo...

Estimado profesor,

Aunque ya le he manifestado mi gratitud por su preocupacion, hago aqui un comentario a su reflexion, ya con un poco mas de calma, despues de la desgracia que el mismo dia que estabamos juntos en Lima por la mañana no avisoramos a predecir por la noche.

Si podemos reseñar una enseñanza vinculada a la evaluacion de proyectos, me quedo con la incertidumnbre y cuan fragiles son nuestros mas sofisticados modelos financieros, incluyendo los que incorporan softwares como Crystal Ball o teorias como las opciones reales. Cuando la realidad nos demuestra, como hace 72 horas en Lima, que lo que llamamos arrogantemente "proyecciones", no son mas que meras conjeturas sujetas con alfileres, pienso que lo distintivo en un buen evaluador no es acertarle al VAN ni a la TIR sino contribuir con las mejores sugerencias a añadir valor a un proyecto con elementos que manejen las contingencias posibles e imposibles. Al fin y al cabo, si los proyectos no son cajas negras, entonces su valor es algo por construir en la accion antes que predecir en el gabinete.

Tocando brevemente el aspecto mas humano, esta tragedia demuestra que la verdadera humanidad prevalece ante la pequeña politica y las fronteras "politicas". Los seres humanos, antes que pasaporte, tenemos ADN, que es nuestra verdadera tarjeta de identidad, que no reconoce fronteras ni grados ni razas. Tan solo una identidad valida: seres humanos.

Un fuerte abrazo y mi reiterada gratitud con mis compatriotas.

Eugenio D´Medina Lora
www.referentelibertad.blogspot.com

Nassir Sapag Chain dijo...

Mi estimado Eugenio....¡qué puedo decir! comparto totalmente tu reflexión. Muy especialmente la última. La tecnología, economía, política, etc. son las que deben estar al servicio del ser humano y no éste supeditarse a tantas limitaciones de aquellas. En la seguridad de que superarán esta desgracia y ofreciéndoles desde ya todo lo poco que puedo hacer para ayudar en ello (seminarios sin cobro de mi parte para recolectar fondos p0ara la reconstrucción u otros). Me sentiría halagado de responder mínimamente a todo lo que debo al Perú y su gente.