La miopía del Banco de Chile

- Hola Roberto- le dice mi primo a un amigo que se paseaba frente a la mesa donde nos tomábamos un rico café Juan Valdez. -Supe que tienes un problema, que el Banco de Chile te cerró tu cuenta corriente.
- Cierto, me la cerró, pero el problema no es mío, es de ellos.
- ¿Por qué? ¿Acaso estabas sobregirado?
- No pues, si nunca tuve siquiera un protesto.
- Eso te pasa por mantener un saldo bajo en caja, por no usar su tarjeta de crédito y por no endeudarte. Te dije que ibas a tener problemas.
- ¿Pero no te digo que el problema es del banco?
- Tú estás loco- le dice riéndose.
- Claro. Otro banco me ofreció llevarme a su banca preferente cuando supo que iba a cerrar las cuentas corrientes del Banco de Chile tanto de mi esposa como la de mis empresas y que retiraría las inversiones en moneda nacional y extranjera de nosotros y de todas nuestras empresas que, como sabes, no tienen ningún pasivo.
- Cierto. El problema es del Banco de Chile
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Es demasiado frecuente observar, cuando recibimos en algún directorio un proyecto de ampliación aparentemente rentable, que se omiten algunos efectos indirectos sobre los costos del resto de la empresa. Aunque se calculan y consideran con mucho detalle el aumento en los costos directos por requerir más insumos de producción, en los costos fijos por tener que contratar un segundo turno, los efectos del financiamiento de la nueva inversión, los mayores ingresos por venta o los efectos tributarios tanto negativos (por la mayor utilidad) como positivos (por la mayor depreciación), se olvidan que la gerencia administrativa deberá incrementar sus actividades por mayor facturación, cobranza, contabilización, registro de datos, compra de insumos, almacenaje, seguros, etcétera. Muchas instituciones tienen unidades administrativas gigantescas (la Universidad de Chile, por ejemplo, un edificio completo de más de 20 pisos) que han crecido por culpa de tantos proyectos que, al evaluarse, no consideraron estos y otros efectos indirectos sobre la institución como un todo.
Esto hace, a veces, que se acepten proyectos malos por la miopía de decidir sin considerar todos los costos relevantes asociados.

DECADA DE ANIVERSARIO

Estando anoche cenando con mi esposa en el Polo Marino, nuestro restaurante preferido de Lima, en el país que tiene la mejor cocina del mundo, le digo:
- Cristi. ¿Por qué no preguntas si el chef hace algunas clases particulares? El 7 de julio me tienes que celebrar en grande y te lucirías con los invitados. Recuerda que ingreso a mi séptima década de vida.
- Sexta, tonto - me dice....si vas a cumplir 60 años.
- Por eso pues. Cuando cumplí 10 años, terminé mi primera década e inicié la segunda. Cuando cumpla 60 empezaré la séptima década- le digo con cara de haberle ganado por primera vez una discusión.
- Entonces te equivocas...ya entraste hace tiempo. Antes se consideraba que la vida se inicia al momento de nacer. Ahora que se considera que comienza cuando se fue concebido, lo que para ti debe haber sido en octubre de 1949, en octubre pasado entraste a tu séptima década- me acota con cara de "te gané otra vez".
Cuando observa mi silencio y mi cara de pena me dice cariñosamente.
- Pero no te preocupes mi amor. Para mí todos los días contigo merecen celebrarse... no te apenes- me dice acariciándome la mano.
- ¿Cómo quieres que pueda estar contento si ahora cada vez que me coma un huevo estaré pensando que me estoy comiendo un feto de pollo?
- Imbécil- me dice cambiando radicalmente el tono de voz.
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Una pregunta frecuente de quienes deben evaluar un proyecto es si el momento cero de un flujo de caja es cuando se hace el primer desembolso de la inversión, cuando el proyecto empiece a funcionar o cuando se terminen las inversiones, dado que a veces se empieza a trabajar mientras aun no se termina la construcción.
En realidad da lo mismo si es que el calendario de inversiones es corregido correctamente por el efecto del valor tiempo del dinero.Generalmente, éste se capitaliza (se lleva a valor futuro) hasta el momento previo al que se generan los primeros egresos operacionales. Sin embargo, el momento cero puede ser cualquiera de las tres opciones si se sigue la siguiente norma: Toda inversión previa al momento cero se capitaliza a ese punto, agregando el costo del capital inmovilizado en ese tiempo. Toda inversión o egreso posterior a ese punto, se actualiza al momento cero. Al ser consistentes en el uso de la tasa de costo de capital de cada período, la conclusión es la misma. Solo cambia el monto por estar expresado en tiempos distintos. Si el VAN es positivo en un punto, siempre será positivo en otro, pero expresado en su equivalente a esa fecha. Si es negativo sucede lo mismo. Solo si es cero, siempre será cero.



Incontinencia verbal

-¿Y cómo está Pedro?- le pregunté a un compañero de trabajo que me contó se habían encontrado en una reunión.
-Sigue igual que siempre. Habla y habla de él mismo, de lo exitoso que es, de su auto nuevo y de cómo lo admira la gente...y no deja hablar ni escucha al resto. Si parece que tuviera incontinencia verbal.
-Qué pena que siga igual. Si supiera algo de marketing, sabría que si alguien dice que su nieta es bonita nadie le cree (porque todos los abuelos dicen lo mismo), pero que si lo comenta otro, tiene más credibilidad.
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Aunque el mensaje publicitario sea verdadero y la intención correcta, el impacto positivo más efectivo se logra cuando otros lo confirman. Por ejemplo, tener clientes satisfechos puede influir más en el éxito del negocio que costosas campañas publicitarias, ya que son transmisores externos de opinión. Después del terremoto en Chile vimos, más que nunca, avisos a página completa en la prensa, que cuestan millones de pesos, de empresas que adherían a los damnificados y que hacían a muchos pensar que estaban más intentando promocionarse que ayudar.
Al formular un proyecto no necesariamente se debe aprobar el presupuesto de un llamativo aviso publicitario, sino ser capaces de determinar si hay o no una opción más efectiva para lograr el objetivo a la cual desviar esos recursos.