Preservativos estratégicos

Un típico turista estadounidense, mascando chicle, se sienta en un restaurante al lado de un latino. Viendo que éste lo ignora, trata de iniciar una conversación preguntándole:
- “Excuse me, ¿en este país ustedes se comen todo el pan?”
- “Por supuesto” -contesta el latino.
- “Nosotros no, sólo comemos la migaja de dentro del pan y la parte de fuera la ponemos en un 'container', la reciclamos, la transformamos en harina y la exportamos a Latinoamérica”.
Al no recibir respuesta, el americano, que sigue mascando chicle, insiste:
- “¿Ustedes se comen la mermelada con el pan?”
- “Por supuesto”- responde nuevamente el latino.
- “Nosotros no, en el desayuno comemos fruta fresca y la cáscara las ponemos en un 'container', las reciclamos, la transformamos en mermelada y la exportamos a Latinoamérica.
El latino, ya molesto, le pregunta al estadounidense.
- “Y ustedes, ¿botan los preservativos después de usarlos?”
- “¡Por supuesto!”- exclama el gringo.
- “Nosotros no, después de usarlos los ponemos en un contenedor, los reciclamos, los transformamos en chicles y los exportamos a los Estados Unidos.

Mucha gente acostumbra a hablar de la importancia de la evaluación de proyectos estratégicos. Pocos son, sin embargo, quienes aprecian la pertinencia de la evaluación estratégica de proyectos. Esta última es la que hace a los evaluadores concentrar sus esfuerzos en las variables realmente relevantes para mejor decidir acerca de la conveniencia de invertir recursos en un negocio: magnitud del impacto en los resultados, cantidad de recursos comprometidos y su carácter de reversible o irreversible.
No todos los proyectos tienen un carácter estratégico. El éxito o fracaso de muchas inversiones no comprometen el futuro de la empresa ni la seguridad nacional (el reemplazo de una tecnología por ejemplo). Pero todos los proyectos, desde el reemplazo de una máquina hasta la creación de una nueva empresa, requieren de una evaluación estratégica para asegurar un trabajo bien ejecutado. Una evaluación estratégica supone tener respuestas preparadas para cualquier situación de cambio que enfrente el inversionista cuando el proyecto se esté implementando o esté en etapa de ejecución. No basta con presentar el escenario más probable. Lo que necesita el inversionista es saber que cuenta con planes de contingencia previamente evaluados antes de emprender su negocio. Posiblemente, la decisión que tomará es muy distinta si los planes de contingencia conducen todos a mantener el pronóstico inicial, respecto de que si todos conducen a diferentes estados de pérdidas a asumir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los proyectos estratégicos son por definición más importantes para la empresa que los evalúa y por eso deben estudiarse detenidamente todos los aspectos que hagan que en su formulación se degterminen las condiciones óptimas para que funcione.
En los no estratégicos, generalmente se obvían muchas variables por no ser relevantes para la continuidad de la empresa. Es común ver en estos proyectos sólo consideraciones cuantitativas como las indicadas en cualquier libro de proyectos.
Destaco de su libro Proyectos de Inversión Formulación y Evaluación la insistencia en que cada variable debe ser analizada como si fuera la más importante. La suma de pequeñas buenas decisiones es la que determinará el exito del proyecto.
Felicitaciones