─ Cada vez que veo a tu ahijado me acuerdo de José Larralde y su
canción “De tanto saber tan poco” ─ le comento a mi señora cuando se retiran
nuestros compadres después de compartir un asado en nuestra parcela.
─ No te entiendo─ me dice. ─ Pero me encantó verte
conversando tan animadamente con él. Increíble que con 12 años pueda mantener
una conversación con un adulto.
─ ¿Conversación?, fue un suplicio. Me contó que
tenía una prueba sobre la vida de Arturo
Prat y que tenía problemas con el computador para bajar información.
─ ¿Y no lo ayudaste? Si tú sabes harto de
computación e historia.
─ Traté, pero me rendí al segundo intento. Primero
le pedí que prendiera mi computador mientras iba por un café. Al regresar me
dice que mi equipo tiene el mismo
problema que el suyo, que al prenderlo le dice que “su clave es incorrecta” y
que cuando escribe “incorrecta” en la clave, vuelve a repetirle cuál es su
clave.
Lo único cierto es que los cambios son más rápidos que nuestra capacidad
de conocerlos, entenderlos y adaptarnos. No solo cambia la tecnología, aparecen
nuevos competidores, se modifican normas o disminuye la disponibilidad de
insumos (como el agua), sino que también cambia permanentemente el cliente, sus
intereses o motivaciones.
Al emprender un negocio se debe aceptar que la equivocación será
permanente. Es parte del juego de la vida saber que cometeremos errores hasta
el día de la muerte. Una vez aceptado esto, corresponde asumir una actitud
proactiva: estudiar los errores para aprender a reducirlos a futuro, estudiar a
la competencia para aprender qué explican sus éxitos o fracasos, estudiar a los clientes para aprender qué
quieren, cómo lo quieren, a qué precio, cuándo, dónde y en qué condiciones.
Lo anterior nos obliga a un aprendizaje permanente. Riqueza da poder y
libertad. Saber es sinónimo de riqueza. El conocimiento es el capital más rico
que permitirá tener el poder y la libertad para hacer mejor las cosas que
emprendamos y que tendrán efecto sobre nosotros, nuestras familias (y muchas
veces sobre las familias de los demás), nuestra empresa o nuestro país.
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