̶ Tío ̶ me
dice un apuesto joven bajándose de un Rolls-Royce último modelo con dos mujeres
dignas de un monumento.
̶ Perdón. ¿Nos conocemos?
̶ Pero si soy su ahijado,
el que usted me dice que debería cambiarme el nombre por Madura Bruto ̶
me responde con su inconfundible voz.
̶ ¿Pero qué te pasó? ¿Cómo
cambiaste tanto? ̶ le digo pensando que podría ser una broma de
alguna cámara oculta.
̶ Gracias a mi señora. Me
llevó el fin de semana a ver un acantilado y mientras me decía que me acercara
más al precipicio porque se veía mejor, se nos aparece un hada que le ofrece
tres deseos.
̶ Mmm…y pidió este cambio
para ti. Es muy sabia, pero debió pedir que te cambien el cerebro mejor.
Una segmentación de mercado básica en cualquier estudio de
un proyecto para producir un bien de consumo final debe diferenciar las
respuestas por sexo. El hombre, casi siempre, es más emocional al comprar. Va
por un tornillo a la ferretería y vuelve con un juego de 10 atornilladores. La
mujer es, también casi siempre, más racional. Por ejemplo, no solo ve el
contenido de un envase sino que piensa en que uso alternativo le podrá dar
cuando esté vacío. Es como en el ajedrez, piensa varias movidas futuras. Por
ello es frecuente encontrar cuestionarios breves para los varones y mucho más
amplios para las damas que, muchas veces, son las que compran por los hombres.
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